Cuando viajo presto especial atención a la forma en que la gente se abre camino en la vida cotidiana mezclando las diferentes culturas, que monumentos puedo visitar, que tipo de atracción puede ofrecerme la cuidad y sus alrededores, sin embargo, sólo una vez he viajado a una ciudad con la intención de presenciar una fiesta de carácter religioso, pero que oculta mucho más. La ciudad era Sevilla y las fiestas eran las de Semana Santa.
Un poco de investigación me reveló que Sevilla tiene las más famosas e impresionantes fiestas de Semana Santa en España. Que se celebran a finales de marzo o principios de abril y además también pude explorar Sevilla durante el tiempo en el que la ciudad se engalana con sus mejores galas y se convierte en el centro de atención del país.
Nunca pudiera haber imaginado o pensado, en los precios de los albergues que resultan los más económicos, ya que durante estas fiestas me di cuenta de que los precios se dispararían en el transcurso de una semana, aprovechando que los visitantes y peregrinos de todos los rincones del mundo, se dirigen para celebrar unas fiestas que te trasladan a un mundo de espectáculo y luces.
Una pequeña ciudad despierta para albergar un espectáculo multitudinario.
Sevilla es una ciudad de tamaño considerable, ya que es una pequeña metrópolis en el sur de España, proporcionando un hogar para cerca de 700.000 personas durante la mayor parte del año. El propio centro de la ciudad es un monumento. Dentro de las partes más antiguas de la ciudad podemos observar calles son sinuosas y estrechas, mientras que en la parte más moderna de la ciudad se abre en un collage moderno de parques y avenidas, que se adapta mejor al tráfico de automóviles.
En esta ciudad en fiestas podemos encontrar monumentos milenarios, jardines de espectacular esplendor y las fiestas y romerías más conocidas del país, la gente entra en un énfasis de diversión y culto a las tradiciones.